lunes, 30 de junio de 2014

UN MES PARA SER TRIVIAL

Por Mauricio Estrada

 Entrando en estos temas futboleros, charlaba hace un par de meses con un amigo extranjero (a quien admiro y respeto por su intelecto, su capacidad de análisis y porque sabe más de teatro mexicano que la mayoría de los mexicanos) acerca del futbol, mientras veíamos un partido de la Champions league en un bar de Europa Central, saturado de aficionados de diversas nacionalidades, quienes se debatían entre apoyar al equipo inglés o al español. En la charla se comentó que algo tiene este deporte, pues pese a saber que es un negocio que beneficia a unos cuantos, que es una mafia tremenda, que te distrae de los problemas reales por resolver, trae consigo cierta emoción inexplicable. Es raro, pero no es una cuestión mexicana, pues he escuchado últimamenote a muchos anti futboleros nacionales decir que este fenómeno de mercadotecnia llamado Copa del Mundo, es el que nos tiene sumidos en una miseria de país. Yo creo fervientemente (y lo digo desde mi espíritu de fanático pseudo capitalista) que sí,efectivamente es una asquesrosa mercadotecnia, sin embargo (y en esto aludo a un inteligente comentario con el que me topé ayer en este ciber espacio), no creo que el futbol sea la razón. Allí tenemos a grandes portencias del primer mundo que mueren por el futbol y sin embargo como sociedad son un gran ejemplo.
Culpar al futbol de nuestras lamentables condiciones es simplemente buscar una excusa que tiene un problema más profundo. Tal vez sea que la búsqueda de héroes en nuestro país se concentra en el futbol y en el consumismo telenovelero, sin importar que haya una ganadora del Premio Cervantes, una Universidad entre las 100 mejores instituciones del mundo, entre otras maravillosas cosas que podría señalar.
Creo que lo importante es disfrutar los 90 minutos de cada encuentro, gozarlo como parte del sentimiento lúdico natural del ser humano, algo inherente a él, y así, una vez llegando el término del encuentro, dirijamos nuestra atención a los puntos medulares de nuestra sociedad.
Existimos muchos que así pensamos,gozamos, gritamos, nos peleamos durante elpartido,pero una vez acabado apagamos el televisor e intentamos crear esa consciencia.
El futbol en México es sólo la excusa de una sociedad con carencias de héroes, con carencias de educación, con carencias de consciencia social.
No podemos generalizar y llamar ignorantes a los futboleros, pues entonces habría que decirle ignorante a Adolfo Bioy Casares, a Camilo José Cela (Premio Nobel de Literatura), Juan Villoro, Mario Benedetti, al gran jugador argentino que ganara el mundial en el 86, Jorge Valdano, quien en algún momento confesó que su refugio antes y después de un partido era un buen texto de Borges.
Es cierto que el hecho de ser un deporte popular atrae mucho a gente poco estudiada, pero me parece poco sensato culparlo por el malestar de un país.
Sólo hay una diferencia entre las sociedades de primer mundo y nosotros respecto al citado futbol (y aquí espero que no salgan a manifestarse esos patrioteros falsos que se ofenden cuando se compara a México con otras culturas): allá el futbol es parte de la vida, no la vida.
Ahora sí que vengan 30 días de furor, esperando que el enajenamiento sea el mínimo, para tener presentes esas leyes absurdas que nos quieren imponer y actuar de alguna manera al respecto. Que me empiecen a llover las críticas y mentadas de los pseudo intelectuales. Yo disfrutaré los encuentros que pueda ver y no me cortaré las venas por perderme uno que otro; gritaré si se consigue el milagro mexicano de ganar algún duelo, sino seguiré apoyando a alemanes, españoles y argentinos (ya que cronsidero que tienen a los mejores equipos de la competición). Después de cada partido continuaré haciendo teatro, escribiendo los diversos textos encomendados (en lugar de perder el tiempo en redactar estupideces como esta) y a seguir enfocándome en bien educar a mis alumnos de bachillerato, quienes a decir de ellos, me consideran un gran profesor (el auto cebollazo es nada más para que vean que se puede ser socialmente benéfico, permitiéndose ser también, de vez en cuando, un poco trivial, y eso no daña a nadie).
El que esté libre de trivialidades que arroje la primera piedra.
 
M.S.
HOY NO ME ACUERDO

Por Mauricio Estrada


 El insomnio me puso a pensar en que uno de los detalles más dolorosos en la historia de nuestro país es la falta de memoria. Realizo una burda analogía con el futbol, pero me doy cuenta que ocurre en casi todos los ámbitos. Tenemos a un tipo, al que designa un poderoso empresario para dirigir a un grupo de deportistas mexicanos. Los lapidamos, les escupimos, hablamos mal de cualquier detalle que realicen (y repito, lo hacemos también con las cosas importantes). Pero luego se vislumbra un detalle ligeramente favorable y entonces empezamos a amarlos, y se nos olvida de dónde vienen y por qué nos molestaba su existencia. Luego decimos que es de sabios cambiar de opinión pero vuelve a venir un mal resultado y nuevamente herimos, vomitamos cualquier cantidad de improperios, pero ¿actuamos? Ése es el punto, no lo hacemos, y si lo hacemos sólo nos dura un instante de euforia y pasamos al lento dominio del olvido. El entusiasmo nacionalista futbolero se cae, se llora ridículamente y se buscan cientos de justificaciones para el "pesar nacional". Hoy (hablando de lo realmente importante),estas reformas del gobierno sólo serán una queja momentánea y bastará alguna situación evasiva, algún otro acto (con nuestros políticos será generalmente una acción que robe la atención de la previa debido a que resulta más aterradora) evasivo para olvidar. Si de pronto llega un ligero detalle positivo, entonces olvidamos todo lo malo, hasta que se vuelve a cometer un nuevo error o decisión desafortunada. Y volvemos a lapidar, pero lo hacemos ante el nuevo fenómeno y nos olvidamos de lo que ellos hicieron antes y de cómo reaccionamos nosotros. No hay mucha ciencia en realidad, simplemente vivimos al día con lo que nos sucede y olvidamos el origen de las cosas. Hace un par de meses todos hablaban de la porquería de representativo nacional que teníamos y hoy, quienes más se entusiasmaron, asumen el rol de víctima ( dejavú histórico que me remite a las palabras de Samuel Ramos), y los que no (los peores), se ponen en el papel de expertos y tiran críticas por doquier para simplemente desacreditar, queriendo verse como el oráculo que anticipó la debacle nacional. Lo mismo pasa en todos los ámbitos, hasta en los afectivos (claro que no hablaré a partir de mi experiencia personal, porque sería demasiado ególatra aunque también ofensivo para algunos que puedan sentirse aludidos), en los más simples detalles. Somos individuos del día a día. Hoy se puede ser villano por una acción que terminará siendo olvidada ante el primer esbozo de aceptación y después una nueva falla hará que se olvide aquello por lo que fuimos aceptados. Asumo entonces que si nuestra memoria histórica a corto plazo está dañada, a largo plazo no existe, con lo cual concluimos que en efecto, la trillada frase de "un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus errores" es más cierta que nuestro propio olvido. He dicho y me he explayado mientras intento buscar en mi memoria la forma de reconciliar el sueño. 

M.S.